To live is to die.

"When a man lies he murders
Some part of the world
These are the pale deaths which
Men miscall their lives
All this i cannot bear
To witness any longer
Cannot the kingdom of salvation
Take me home."

Clifford Lee Burton (1962-1986)

domingo, 2 de mayo de 2010

Conciertos publicos en portales privados.


Entre el bullicio de la concurrida calle, la acompasada melodía de la armónica de aquel chico de mirada perdida pintaba las fachadas rompiendo la monotonía aquella tarde de sábado.

Nadie sabia porque estaba en aquel portal soplando con fuerza sin seguir partitura alguna pero a la gente parecía agradarle su canción.

No pedía dinero, tampoco lo necesitaba, ya había comprado su armónica y aquello que anhelaba mas que nada en el mundo no podía ser pagado así como así. Él simplemente tocaba para huir de su mundo unos instantes, al menos mientras quedase algo de aire en sus pulmones que poder exhalar.

La gente se para, mira, se extraña y comenta. A el le da igual, no toca para nadie ni para la hermosa chica de melena rubia que acaba de entrar en el bar de al lado ni para el anciano que cruza la calle en esos instantes, toca para el. Para sentirse libre, para sentir que al menos puede controlar algo, que esa armónica solo sonara al ponerla entre sus labios.

Le vienen a la cabeza miles de historias que contar al ritmo de su canción, pero se las guarda para si pensando que al llegar a su casa las escribirá en un papel si es que aun sigue en su memoria.

Algunos amigos se sientan a oírle tocar, permanecen en silencio hasta que el chico detiene el improvisado concierto callejero y todos le recompensan con un cálido aplauso, un aplauso que le reconforta por dentro y le anima a tocar una vez mas.

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