To live is to die.
"When a man lies he murders
Some part of the world
These are the pale deaths which
Men miscall their lives
All this i cannot bear
To witness any longer
Cannot the kingdom of salvation
Take me home."
Clifford Lee Burton (1962-1986)
jueves, 27 de mayo de 2010
Morir por tu pais
domingo, 16 de mayo de 2010
Corre aunque no sepas porque
Se levanta por las mañanas porque es la única manera de poder volver a acostarse unas horas mas tarde, tras vivir un aparentemente predecible día que siempre le depara alguna que otra sorpresa, a veces más de las que le gustarían.
Levanta la pesada persiana y abre la ventana, observa el mismo paisaje de cada mañana el sol llevaba varios meses sin madrugar tanto y ella debe aprovecharlo, así que se viste sin reparar demasiado en si sus calcetines van a juego con su camiseta y se pone sus viejos playeros con las suelas ya desgastadas de sobrevolar el asfalto.
Baja las escaleras, siempre de dos en dos, pues si algo puede hacerse más rápido, ¿Porque no hacerlo? Piensa ella.
Se despide de su madre que la mira pasar fugazmente desde la cocina y salta los escalones del porche comenzando una suave carrera sobre el césped del jardín frente a su casa, bajo su veloz paso, las briznas de hierba quedan aplastadas contra el suelo y las pocas hojas secas que aun permanecen caídas van apartándose a su paso para que nada la interrumpa en su huida, aun no sabe muy bien de que huye puede que corra para sentirse viva o porque cuando corre el flequillo se le aparta de los ojos y le deja ver el mundo tal y como es.
Al final de su jardín, un seto intenta impedirle el paso, pero no ha llegado hasta aquí para detenerse a abrir la puerta o rodearlo, asi que sus pies dejan el suelo unos instantes para volver a caer, esta vez sobre el camino empedrado que conecta su casa con el resto del mundo. Esos instantes de ingravidez hacen que se sienta libre, ligera, invulnerable aunque desgraciadamente sabe que solo es algo temporal, que solo dura hasta que vuelve a aterrizar en la realidad.
Su paso se acelera sobre el empedrado,
-“Si fuese un pájaro ya habría echado a volar” pensó ella.
El interminable camino que se pierde entre los árboles serpentea arriba y abajo entre el silencio del bosque, solo alterado por los trinos de los pájaros tan envidiados por la joven, llevándola hasta una zona mas alta desde donde se ve todo el valle.
Frena en seco y se acerca al borde de un gran desnivel, un paso más y no hubiera podido volver a casa a tiempo para el desayuno.
El café debía estar ya sobre la mesa esperando a que ella volviese, como cada mañana.
Quizá algún día ya no tenga que volver, quizá algún día sus pies no tenga que volver a tocar el suelo después de saltar sobre el seto o quizás algún día no pueda levantarse más, pero hasta entonces, seguirá bajando los escalones de dos en dos, seguirá usando los mismos playeros y seguirá corriendo para huir de algo que todavía ignora.
martes, 11 de mayo de 2010
Deseos ardientes
Quiero tatuar cada centímetro de tu cuerpoCon palabras aun por descubrir.Un placer tan infinito, que cualquier intento de imitarlo quedaria limitado a un insípido placebo que no frenaria mis ganas de hacerte mia.Que nadie te toque, que nadie te anhele como yo lo hago desde la seguridad de mi incipiente mascara de paciente confusión.Duerme traquila en la comodidad de tu ignorancia, el unico escudo que te queda para evadirte de esta locura a la que permaneces dulce y calmadamente ajena.Eternamente tuya quedaras en el olvido a pesar de tu ardiente recuerdo grabado en el frio destino. Destino cruel, destino impío que me agota y me mata y me impide estar contigo
viernes, 7 de mayo de 2010
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domingo, 2 de mayo de 2010
Conciertos publicos en portales privados.
Entre el bullicio de la concurrida calle, la acompasada melodía de la armónica de aquel chico de mirada perdida pintaba las fachadas rompiendo la monotonía aquella tarde de sábado.
Nadie sabia porque estaba en aquel portal soplando con fuerza sin seguir partitura alguna pero a la gente parecía agradarle su canción.
No pedía dinero, tampoco lo necesitaba, ya había comprado su armónica y aquello que anhelaba mas que nada en el mundo no podía ser pagado así como así. Él simplemente tocaba para huir de su mundo unos instantes, al menos mientras quedase algo de aire en sus pulmones que poder exhalar.
La gente se para, mira, se extraña y comenta. A el le da igual, no toca para nadie ni para la hermosa chica de melena rubia que acaba de entrar en el bar de al lado ni para el anciano que cruza la calle en esos instantes, toca para el. Para sentirse libre, para sentir que al menos puede controlar algo, que esa armónica solo sonara al ponerla entre sus labios.
Le vienen a la cabeza miles de historias que contar al ritmo de su canción, pero se las guarda para si pensando que al llegar a su casa las escribirá en un papel si es que aun sigue en su memoria.
Algunos amigos se sientan a oírle tocar, permanecen en silencio hasta que el chico detiene el improvisado concierto callejero y todos le recompensan con un cálido aplauso, un aplauso que le reconforta por dentro y le anima a tocar una vez mas.