Las nubes me han encontrado esta mañana, asedian mi casa desde la comodidad de su elevada existencia aparte. A través del cristal de mi ventana las observo, veo como se extienden desde el horizonte para envolverlo todo con su gris opacidad y la tristeza que esta supone.
La luz apenas atraviesa el complejo entramado de los lamentos y lagrimas que evaporados subieron al cielo quedándose atrapados en estos gigantes grisáceos, en estos casos unos sencillamente podria optar por quedarse en casa encerrado con sus falsas esperanzas en vez de echarse a la calle a buscar una manera de iluminar su vida.
Si Damas y Caballeros, estoy hablando de independizarnos del Sol, dejar de mirar al cielo para ver si sigue ahi y comenzar a buscar nuestra propia luz, crear nuestro cielo a ras del suelo.
Hay luz en una sonrisa, en un beso, en una caricia...
Es luz agradable que no quema tu piel ni ciega tus ojos, es luz que te embriaga y te inunda con una agradable sensación de plenitud que se funde con tu piel y se filtra entre tus huesos proporcionándote calor.
Hablo de soles ocultos, que se esconden en el corazón de algunas personas por miedo a ser evaporados y encarcelados en las nubes, que son las cárceles del cielo.
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