Querido siglo XXI:
Siento decirte esto, pero no
estaba preparado para ti. Ni para tu vida fácil ni tu gente vacía, para unas
autopistas de la información que transportan más vidas que las vías de hormigón que entreveran
el territorio. No entiendo a tu gente, su forma de ser y de pensar me resulta
anómala, sueño con una vida orgánica mientras mis venas se van reemplazando
lentamente por fibra óptica y torbellinos de cobre.
Sé que no es tu culpa pero tenía
que decírtelo, cada vez me cuesta más relacionarme con mis coetáneos ¿sabes? Ya
no quieren hablar de nada, solo de sentimientos falsos, reproduciendo películas
de otra época que ni siquiera han visto y llevando vidas que parecen más calcos
de existencias previas que algo original que les defina. Además, poco a poco
están olvidando a amar, en unos años creo que este concepto se extinguirá y nos
dejará a los románticos perdidos en una sociedad sin alma que se extiende hasta
más allá de donde alcanza la vista.
Por todo esto y mucho más, te pido
que me señales la dirección correcta. La dirección que me pueda llevar a algún lugar
intacto inalterado por el yugo del tiempo. Un lugar donde poder sentir y ser
libre. En definitiva un lugar donde vivir una vida auténtica, plena y centrada
en el amor y las relaciones interpersonales. Ayúdame, antes de que se me olvide
del todo como sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario