To live is to die.

"When a man lies he murders
Some part of the world
These are the pale deaths which
Men miscall their lives
All this i cannot bear
To witness any longer
Cannot the kingdom of salvation
Take me home."

Clifford Lee Burton (1962-1986)

lunes, 18 de noviembre de 2013

Una eternidad para un agujero negro. /An eternity for a black hole.



Una eternidad para un agujero negro.


Esta historia habla sobre los hechos acontecidos en un café. La situación del mismo es irrelevante, al igual que lo son la posición de la luna en el momento exacto que ambos cruzaron la puerta de cristal o el número de sillas cojas que en él se encontraban. Ella tenía la eternidad en su mirar y él tenía un agujero negro en su mente. Cuando entraron en contacto la única explicación posible para lo que ocurrió sería la de una reacción en cadena que terminó por asustar a fuerzas en las que ni tan siquiera creían.  En la planta de abajo la cafetera rechinaba como un  tren de mercancías en un paso a nivel y en algún lugar de la segunda planta una mujer doblaba ligeramente la esquina superior derecha de un libro de poesía.




Lo más interesante es que ni tan siquiera llegaron a tocarse, solo hizo falta una un cruce de miradas. Pestañear resultaba casi absurdo, inundar de oscuridad la belleza de aquel instante habría acabado con todo. Tal vez fue por eso por lo que algo, o alguien, decidió eliminar el tiempo. Es un proceso más sencillo de lo que puede parecer en un principio. Solo hizo falta un silencioso chasquido de dedos para que las horas minutos y segundos dejaran de tener valor. Como un cambio de divisas existencial en el que la nueva moneda era cada latido y cada silencio.

No estoy seguro de que lo hicieran a propósito, seguramente solo querían besarse una vez más antes de que el tiempo; si, ese viejo y anticuado concepto otra vez, se los llevara lentamente a la realidad. Sería una gran idea preguntarles, poder nadar dentro de su cabeza y averiguar cuáles fueron los motivos que les llevaron a propinar esa sanguinaria laceración a las leyes de la física. Es una lástima que nadie les haya vuelto a ver, hay quien dice que aún siguen allí, inertes. Otros afirman que les vieron tomar el tren del que nunca llegaron a bajar, la inexistencia del tiempo dificulta la puntualidad, más bien la desaparece. Aunque lo más probable es que estén en su cama mirando al techo a través de la oscuridad, preguntándose como fuero capaces de semejante proeza.


--------------

An eternity for a black hole.


This story talks about what happened in a café. The location of the café is irrelevant, so as the position of the moon in the exact moment when they both came through the glass door or the number of rickety chairs inside. She had eternity in her eyes and he had a black hole in his mind. The only possible explanation to what happened when they contacted would be a chain reaction that scared superior forces in which they didn’t even believed. In the ground floor the coffee machine was grinding like a goods train on a level crossing and somewhere in the second floor, a woman was folding the upper right corner of a poetry book.

The most curious thing is that they didn’t even touch; only an exchange of glances was needed. Blinking was almost absurd, flooding the beauty of that moment with darkness would have ended it all. Maybe that’s the reason why something, or someone, decided to eliminate the time. Is a much easier process than it might seem at first. Only a silent finger snap was needed for the hours, minutes and seconds to loose their value. Like a currency exchange in which the new currency was each heartbeat and each silence.

I’m not sure if they did it on purpose or not, probably they just wanted to kiss one more time before the time; yes, that old-fashioned concept again, would slowly take them away to reality. It would be a great idea to ask them, to be able to swim in their heads and find out what where the reasons that lead them to inflict such a bloody laceration to the laws of physics. But I’m afraid that no one has seen them again, some people say that they are still there, motionless. Others say that they saw them took the train that they never came down from, the inexistence of time prevents the possibility of arriving on time, rather eliminates it. Although its more likely that they are in their bed, staring at the ceiling trough the darkness, asking themselves how were they capable of such feat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario