To live is to die.

"When a man lies he murders
Some part of the world
These are the pale deaths which
Men miscall their lives
All this i cannot bear
To witness any longer
Cannot the kingdom of salvation
Take me home."

Clifford Lee Burton (1962-1986)

sábado, 28 de agosto de 2010

Sun


Las nubes me han encontrado esta mañana, asedian mi casa desde la comodidad de su elevada existencia aparte. A través del cristal de mi ventana las observo, veo como se extienden desde el horizonte para envolverlo todo con su gris opacidad y la tristeza que esta supone.
La luz apenas atraviesa el complejo entramado de los lamentos y lagrimas que evaporados subieron al cielo quedándose atrapados en estos gigantes grisáceos, en estos casos unos sencillamente podria optar por quedarse en casa encerrado con sus falsas esperanzas en vez de echarse a la calle a buscar una manera de iluminar su vida.

Si Damas y Caballeros, estoy hablando de independizarnos del Sol, dejar de mirar al cielo para ver si sigue ahi y comenzar a buscar nuestra propia luz, crear nuestro cielo a ras del suelo.

Hay luz en una sonrisa, en un beso, en una caricia...

Es luz agradable que no quema tu piel ni ciega tus ojos, es luz que te embriaga y te inunda con una agradable sensación de plenitud que se funde con tu piel y se filtra entre tus huesos proporcionándote calor.

Hablo de soles ocultos, que se esconden en el corazón de algunas personas por miedo a ser evaporados y encarcelados en las nubes, que son las cárceles del cielo.


lunes, 2 de agosto de 2010

Un sitio al que regresar


Un joven de oscuros cabellos sentado en el alfeizar de la ventana de su habitación miraba el horizonte, como cada mañana, sin ni siquiera esperar que este le devolviera la mirada.

El sol había salido hacía apenas unas horas y nadie excepto el estaba despierto para observar aquel sobrecogedor paisaje de amanecer.

Cuando ya se disponía a meterse de nuevo en casa, un leve trinar le hizo echar la vista al inmenso cielo azul una vez más.

Habían vuelto las veloces golondrinas, desde tierras desconocidas, como solían hacer cada verano.

A el le gustaba observarlas mientras llevaban a cabo la costosa tarea de construir sus diminutos nidos sobre la fachada de su casa, donde permanecerían apenas unos meses. Las observaba en silencio, sin apenas moverse pues temía espantar a aquellas pequeñas aves y que no volvieran jamás a elegir su desgastada fachada como hogar temporal.

Mirar como construían su vida ramita a ramita, siempre de dos en dos, le recordó a aquella chica de mirada tranquila y cabellos dorados que un día le había enseñado la única manera de la que él podía vivir. A su lado.

Las golondrinas se irán en otoño pero siempre quedaran sus nidos en su fachada, para recordarle que no importa lo lejos que vueles mientras tengas un sitio al que regresar.