Cuando la niebla invade las frías calles de esta corrupta ciudad, solo un hombre se atreve a levantar el oscuro velo de temor y misterio que las envuelve. Tan solo su símbolo es capaz de inundar de terror los corazones sombríos de aquellos que deciden salirse del camino y adentrarse en los desconocidos dominios de la crueldad humana. No lo mueve la venganza, solo su ansiada justicia.
Apenas quedan hombres buenos en la ciudad de Gotham, ni tan siquiera el se definiría como tal. Es un caballero oscuro, oculto tras una máscara y todo un universo construido sobre el miedo de quienes deben temerle. Es inútil huir, es inútil esconderse en la noche, pues el mundo de las sombras es su reino y desafiarle sería algo propio de una mente retorcida y desequilibrada. Una mente criminal.
En el asilo Arkham se encuentran estas almas en pena; aquellas de las que la sociedad trata de deshacerse, hasta hacerles caer en la locura. Viendo su existencia reducida al recuerdo de una vida que nunca existió, dedicada a satisfacer las retorcidas y atroces necesidades que sus perturbadas mentes les exigen.
Nadie podría ni tan siquiera cerrar los ojos por un instante; si no fuese por aquel que se encarga de mantener un cierto orden en el caos aparentemente insalvable que pudre la ciudad desde sus desgastados cimientos. Estoy hablando de el hombre tras la capa, la fugaz sombra que acomete el crimen desde el cielo nocturno, el que camina sin miedo entre la oscuridad mas peligrosa; la de los corazones humanos.
Estoy hablando de… Batman